jueves, 22 de agosto de 2013

Victimizarse

Escribir en nombre de los heridos en lo profundo por los quehaceres de la realidad, por los odios enconados, por la violencia enfrentada, o por que sé yo cual motivo, es complicado, porque implica ponerse en el lugar de aquellos a los que se va a interpretar. Además podría uno decir que sufre una violencia social, genérica, pública, del sistema. Y aunque uno fuese múltiple víctima de varios victimarios seguramente no todos los tiempos son tan malos si podemos, por ejemplo, leer esta pequeña reflexión y, más aún, escribirla.
 
Pero, ¿qué pasa con el asesinado o con el privado de la libertad que ofrece la educación en las ciencias que permiten la comprensión humana de las cosas más básicas? Ambos son personas radicalmente estigmatizadas. Y es que tal vez debamos conformarnos con su libertad previa y, como aquel, hacer uso provechoso de la misma. El legado de las víctimas pasa por lo que hagamos los vivos y, quizás, su rol los haya hecho mártires de una causa inspiradora, por lo que seguirán vivos y útiles a su sociedad. El ignorante, por otro lado, solamente es responsable de lo que haga y el resto, la sociedad, debe responder por los perjuicios que aquello cause. Y lo hará.
 
Trato de ser un optimista enfrentado a la Historia cruenta. Quizás ideas propias, enfrentadas a la vida en vez de a la serie del tiempo coyuntural, que buscan adherirse a la creación en vez de destruirla y modificarla, permitirán dominar el futuro, sin oponer fuerza alguna a Dios. Y si, porque aún cuando no se comprenda lo que se siente o se observa, aquello está, es la verdad. Eso, que se llevó violentamente a nuestro ser querido nos debe hacer reflexionar si acaso estaremos bien preparados para cuando nos conduzca, quizás más misericordemente, a alguno de los presentes y futuros.

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