miércoles, 7 de agosto de 2013

El perdón

Expertos contratados acaban de recomendar que se repita el Censo de Población que se realizó el 2012 en Chile por no tener la suficiente calidad requerida para ese tipo de proceso y sus resultados finales. Se gastaron recursos en una política pública mal ejecutada y, tal vez, mal planificada. Suena familiar...

Podría decirse que el Gobierno malgastó dineros para presumir con "el mejor censo de la historia de Chile", en consistencia con la consigna del Gobierno de excelencia que ocuparon para denostar a la alternativa opositora y ganar las elecciones de 2009. Sin embargo, el Gobierno tiene un margen de error como todo gobierno, lo que no necesariamente es aceptable. Y, sin duda, el Gobierno anterior pasó el límite de lo tolerable con criminales políticas como el Transantiago o la reacción ante el terremoto, por citar solamente dos ejemplos.

Ante este escenario de fallas y logros, y ante la escasez de alternativas, difícilmente alguno va a pedir perdón. Saben que son las opciones en una democracia pálida. Dicen que el perdón conmueve, pero cuando existe la voluntad de investigar otros tratan de tapar y resguardar la imagen de sus figuras. La gente perdona al que le hace un bien, pero a veces no se es digno de perdón. Inclusive hay quienes prefieren a los que abusan en favor de ciertos grupos, en los cuales están o estuvieron incluidos, o de los que usufructúan.

El perdón es un acto desprendido, moral. Algunos prefieren el olvido. No perdonar al militar arrepentido y sí al político manilargo resulta estúpido. Da lugar a decir que no importa lo moral sino sólo la perdida humana o material. Hay quienes ingresaron a la política para vivir de ella y no ingresaron a pesar de vivir de ella.

¿Qué pasaría si los políticos hiciesen una campaña para ser perdonados en vez de para ser votados? ¿Quién ganaría?

Quizás qué piensa Dios de todo esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario