La selección chilena de fútbol repartió sus premios por clasificar al Mundial de Brasil 2014 y una gran polémica se armó en relación a este proceso. Referentes del equipo asignaron cuotas del beneficio a los jugadores con más de seis citaciones, mientras que dejaron sin recompensa a los con menos convocatorias. Aquello desató críticas en los perjudicados.
Cabe recordar a los triunfadores jugadores de fútbol que son parte de una casta afortunada. Si bien sus logros deportivos están basados en esfuerzo y constancia ante adversidades importantes deben, sin embargo, recordar que sus logros económicos son producto del tiempo y lugar en que les tocó ser primera línea del deporte. Son una minoría millonaria, pero la más acaudalada desde los inicios del fútbol rentado. Empero, hay más del 95% de sus pares que se las baten día a día por salir de la pobreza, por siquiera cobrar el mes. No puede ser que desprecien la participación de sus colegas por un sentimiento de "justicia deportiva".
Claudio Bravo, Gary Medel y Arturo Vidal parecen conformar un cuerpo colegiado, "El Club de los Exitosos". Lo cierto es que la gallarda actitud de estas figuras dentro del rectángulo de juego parece difuminarse entre las cámaras inquisidoras del periodismo que crea realidad. Héroes y villanos, como el que roba para los pobres o como el que mata en una guerra insana. Es cierto, es solo plata, pero sus ejemplos acompañan a lo que perdura, lo que transciende el cuarto de minuto publicitario y permanece para el legado gratuito cuando la soledad agobie.
¿Quieren que nos acordemos del gol de Villa en Sudáfrica, de los accidentes o de las amistades poco decorosas o de las atajadas, el sudor y la prestancia que los hizo relevantes? A diferencia de las letras perennes ustedes son cometas pasajeros que en su camino de vuelta se pueden topar con la luz divina o seguir hacia el repositorio de la perdición.
Mucho cuidado y salud, monstruos.
