jueves, 22 de agosto de 2013

Victimizarse

Escribir en nombre de los heridos en lo profundo por los quehaceres de la realidad, por los odios enconados, por la violencia enfrentada, o por que sé yo cual motivo, es complicado, porque implica ponerse en el lugar de aquellos a los que se va a interpretar. Además podría uno decir que sufre una violencia social, genérica, pública, del sistema. Y aunque uno fuese múltiple víctima de varios victimarios seguramente no todos los tiempos son tan malos si podemos, por ejemplo, leer esta pequeña reflexión y, más aún, escribirla.
 
Pero, ¿qué pasa con el asesinado o con el privado de la libertad que ofrece la educación en las ciencias que permiten la comprensión humana de las cosas más básicas? Ambos son personas radicalmente estigmatizadas. Y es que tal vez debamos conformarnos con su libertad previa y, como aquel, hacer uso provechoso de la misma. El legado de las víctimas pasa por lo que hagamos los vivos y, quizás, su rol los haya hecho mártires de una causa inspiradora, por lo que seguirán vivos y útiles a su sociedad. El ignorante, por otro lado, solamente es responsable de lo que haga y el resto, la sociedad, debe responder por los perjuicios que aquello cause. Y lo hará.
 
Trato de ser un optimista enfrentado a la Historia cruenta. Quizás ideas propias, enfrentadas a la vida en vez de a la serie del tiempo coyuntural, que buscan adherirse a la creación en vez de destruirla y modificarla, permitirán dominar el futuro, sin oponer fuerza alguna a Dios. Y si, porque aún cuando no se comprenda lo que se siente o se observa, aquello está, es la verdad. Eso, que se llevó violentamente a nuestro ser querido nos debe hacer reflexionar si acaso estaremos bien preparados para cuando nos conduzca, quizás más misericordemente, a alguno de los presentes y futuros.

miércoles, 7 de agosto de 2013

El perdón

Expertos contratados acaban de recomendar que se repita el Censo de Población que se realizó el 2012 en Chile por no tener la suficiente calidad requerida para ese tipo de proceso y sus resultados finales. Se gastaron recursos en una política pública mal ejecutada y, tal vez, mal planificada. Suena familiar...

Podría decirse que el Gobierno malgastó dineros para presumir con "el mejor censo de la historia de Chile", en consistencia con la consigna del Gobierno de excelencia que ocuparon para denostar a la alternativa opositora y ganar las elecciones de 2009. Sin embargo, el Gobierno tiene un margen de error como todo gobierno, lo que no necesariamente es aceptable. Y, sin duda, el Gobierno anterior pasó el límite de lo tolerable con criminales políticas como el Transantiago o la reacción ante el terremoto, por citar solamente dos ejemplos.

Ante este escenario de fallas y logros, y ante la escasez de alternativas, difícilmente alguno va a pedir perdón. Saben que son las opciones en una democracia pálida. Dicen que el perdón conmueve, pero cuando existe la voluntad de investigar otros tratan de tapar y resguardar la imagen de sus figuras. La gente perdona al que le hace un bien, pero a veces no se es digno de perdón. Inclusive hay quienes prefieren a los que abusan en favor de ciertos grupos, en los cuales están o estuvieron incluidos, o de los que usufructúan.

El perdón es un acto desprendido, moral. Algunos prefieren el olvido. No perdonar al militar arrepentido y sí al político manilargo resulta estúpido. Da lugar a decir que no importa lo moral sino sólo la perdida humana o material. Hay quienes ingresaron a la política para vivir de ella y no ingresaron a pesar de vivir de ella.

¿Qué pasaría si los políticos hiciesen una campaña para ser perdonados en vez de para ser votados? ¿Quién ganaría?

Quizás qué piensa Dios de todo esto.

lunes, 5 de agosto de 2013

Lío de faldas



Las dos mujeres que, seguramente, irán a disputar con mayores opciones la Presidencia de Chile editan una página dentro de la desprestigiada política nacional. Algunos asumen que ambas pueden representar sensaciones o motivaciones en el electorado mejor que ninguna otra persona. Atribuyen, además, que su condición de mujeres hace competitiva la carrera presidencial.

En este contexto y dada la situación desarraigada de la ciudadanía con la política, no son los liderazgos permanentes y consecuentes los que ganan elecciones, sino que prevalece la "onda" con que los candidatos "sintonizan" en la vida de aquellos que los miran. Es decir, estamos en un fase donde se elige a quienes pueden ser productos visibilizados.

¿De que vale, entonces, el trabajo social o la conciencia del entorno? La respuesta, considero, es que aquello representa utilidad para determinado grupo, sea o no sea desfavorecido por su realidad socioeconómica. Así, el "servicio social" de las candidaturas presidenciales aparece cuando legitiman al sistema que sirven. Ojo que digo al sistema y no a las personas supuestamente beneficiadas por este.

La ideología liberal propuso igualar las oportunidades de hombres y de mujeres en el contexto sociocultural. Eso parece que incluye ser payasos del circo. Comprender las políticas públicas en su pensamiento no está presente en la mentalidad del vulgo, aunque este conoce los detalles que permiten optar entre focos de trabajo. A veces las políticas están más claras en las oficinas multifuncionales del Ministerio de Hacienda, que hace de todo además de contar plata, que en los ministerios sectoriales, pero las velocidades de penetración de las mismas políticas vienen dadas por la urgencia electoral o la sensibilidad general.

El conflicto de como se gestiona el Estado me parece muy importante. Se habla contra la municipalización cuando la mayor forma de cercanía del Estado con la gente está en la Municipalidad. La discusión de si más Estado o menos Estado es conveniente parece extemporánea e ideológicamente motivada. Pero no es raro que esa sea la polémica si en Chile (y en muchos lugares del Mundo) se tiene muy claro que una cosa es ganar elecciones y otra es gobernar. 

Las estructuras estatales requieren un enfoque hacia mejor gestión pública. Y eso nada tiene que ver con el sexo de los candidatos.