miércoles, 4 de febrero de 2015

Lo que echo de menos


Hace un mes partí a un viaje largo. Y llegué, con mi familia, a uno de los lugares más calurosos del mundo, centro de turismo caribeño, con todo lo que eso implica. Sin embargo, mis motivaciones fueron la geografía y el clima.

Es que ir a Punta Cana básicamente representa un escape para el turista promedio que va a esos lugares. La mayoría busca arrancar del frío invernal del norte o de la rutina del sur. Lo que promocionan como desenfrenado no se dejó ver en demasía, al menos donde estuve. Las muy agradables playas acumulaban algunos turistas en faena de asolearse, lejos de la fiesta playera del comercial de Kem Piña. Los eventos y recintos estaban estructurados para llenar el tiempo del turista. Por cierto que debió existir lugares de mayor escándalo, pero no los vi.

Lo que yo me traje como impresión de ese lugar fue que la gente lo usa para divertirse, y las agencias y personas locales lo saben. Punta Cana es un lugar sin historias y está dispuesto para el cliente con afán de construir sus comienzos (o recomienzos) nupciales o sus salidas familiares en un ambiente agradable. A la larga encuentran lo que van a buscar: playa, sol, calor, delfines, alcohol, palmeras (plantadas) y amables empleados hoteleros. No se van a quejar porque, tan lejos del hogar, tengan que sacarse los zapatos para subirse a una lancha. Al menos así parecen pensar los guías de turismo que sacan provecho de los atolondrados europeos y norteamericanos, estupefactos ante el novedoso entorno.

¿Lección? A lo mejor a usted le gustará Punta Cana, o le gustó cuando fue. Para mí, la lección es que aunque se gasten x millones en el viaje, lo relevante es la garantía de que se cumplirá lo que uno quiere. Eso tiene su precio, que puede ser más, o mucho más que x. Por eso, infórmese bien.

Sin duda fue significativo haber ido y agradezco la oportunidad, por sobre todo pues ya no me cuentan cuentos, ni me creo historias de otros. Lo que extraño es ir, viajar, moverme, saberme lejos, conocer otros entornos. Saberme lejos de este país que me dio tanto y tan poco, que me despreció cuando yo quise darle. Ahora me daré a mi mismo, para poder influir.

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