lunes, 9 de febrero de 2015

Hijo de su madre


Era una vez el muchacho,
Que no eligió desmarcarse,
Continuó bajo su madre,
Para poder mostrarse.

Empezó solo como un empleado,
Hizo de mañas su oficio,
Ganó dinero con mandarines,
Sus sueños volvió reales,
Y sus vicios, criminales.

Un día fue nominado,
Para ayudar a las mujeres,
Tenía que servir a los infantes,
Pero muy débil fue él.

Junto con su compañera,
Y llevado por su madre,
Ganó dinero sencillo,
Sin laborar un momento.

De miles, millones, se hizo,
Como un genio de la bolsa,
Pero para cual mago advenedizo,
La treta al final fracasa.

Un timador contratado,
Se sintió asalariado,
Y como no fue bien mimado,
El secreto fue revelado.

Todos eran una mafia,
Careta de la democracia,
Vivieron gratis el exilio,
Y llegaron acá al idilio.

Ojalá que el hijo de la madre,
Que come de nuestros pulmones,
Mañana conozca la afrenta,
De su vida de mentiras.

Mejor hubiese jugado,
Mejor hubiese estudiado,
Pero que en la persecución,
No hubiera sido el ladrón.
Y que la madre, corruptora,
Asuma que lo suyo en nada mejora.

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